martes, 12 de marzo de 2013

Apoyo a la causa hispana en Argentina

Hace algunos pocos días, los colonos británicos de las Islas Malvinas votaron en un referéndum si deseaban continuar siendo parte.

¿El problema? la población a la que se le hará la consulta es gente implantada desde Gran Bretaña con hondas raíces británicas, y que muy probablemente tomará la decisión de seguir siendo parte de dicho Imperio. Esto es un problema,  porque no ayuda a resolver el conflicto territorial, sino que lo empeora, pues el referéndum servirá en el futuro como una pantalla propagandística.
Una explicación bastante sencilla, breve y acertada, puede ser vista siguiendo este enlace: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/88675-malvinas-referendum-reino-unido-argentina

De momento, y en virtud de esto mismo, los invitamos a que se sumen a la iniciativa de petición organizada por un grupo de ex-compatriotas argentinos para que Gran Bretaña deje de lado este referéndum, y descolonice las islas.

http://www.avaaz.org/es/petition/Basta_de_colonialismo_en_el_siglo_XXI_Las_Malvinas_son_Argentinas/?adQWoeb

Quisieramos recordar que como realistas, es nuestro deber a aquellos que comparten la cultura hispana con nosotros, y que por más de 300 años fueron con nosotros una sola gran nación. Los problemas políticos del pasado que nos obligaron como país a ir contra Argentina -en un agraviante apoyo al verdadero extranjero- han desaparecido, como realistas hispanistas, debemos ir en apoyo de Argentina. La presencia Británica, en Argentina y Gibraltar, nos agravia a todos como hispanos... Y por lo mismo hacemos este llamado.

Saludos.

martes, 12 de febrero de 2013

Sistema Institucional propuesto por el Realismo


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            La idea es combinar el sistema tradicional con el actual sistema democrático. La transición de democracia a monarquía tradicional no puede ser de golpe.
Se Agregaron diferencias fundamentales en la forma de elegir a los diputados, que se basan no en la democracia, sino en los antiguos cabildos y ayuntamientos de la monarquía.

El presupuesto es que la democracia es contraria a la participación, así el demócrata puede pasar por arriba de la población, y usar las elecciones, totalmente vacías, para validarse... y cometer sus abusos asegurándose alguna legitimación (que cada vez se nota más vacía)
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Para hablar de la elección de los Diputados, resulta menester partir hablando de los Cabildos y la manera en que este proyecto planea cambiarlos.
Una de las mejoras ha realizar al sistema antiguo de los cabildos es organizar barrios de tamaño mediano, y en ellos levantar ayuntamientos en que todos los vecinos (o al menos un representante de cada familia) se reúnan y discutan y decidan las cosas relativas al gobierno de sus barrios.

Para ello, el día Viernes quedaría consagrado a la actividad gubernativa, así, quedarían 4 días de trabajo, 1 de organización, 1 de descanso y uno religioso (Sábado o Domingo según la religión)
Los distintos ayuntamientos podrían agruparse en cabildos más grandes, que den las directivas a los diputados en las cortes, basados en lo que los ayuntamientos deseen.
Eso también se basa en la antigua Monarquía, aquí en Chile cuando se eligieron diputados en 1811, ellos podían ser removidos por el cabildo de la ciudad que los elegía, si no la representaban de manera efectiva, de ese modo el diputado no se podía mandar solo; esto ha sido bien estudiado por el profesor Bernardino Bravo Lira, quien expuso al respecto en las jornadas de historia del Constitucionalismo realizadas en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.

De esta forma, los súbditos tienen verdadera participación, pueden controlar ellos mismos a los diputados y los partidos políticos se hacen innecesarios.
 Y es que así era tradicionalmente. El diputado iba pagado por sus representados y, por tanto, tenía obligación de ir a defender lo que sus representados le ordenasen.

La elección del diputado puede ser de dos formas, cosa que no se desea tratar aquí: elección personal, o elección por ayuntamientos (que estarían compuestos por aproximadamente la misma cantidad de personas), lo importante es que el diputado represente única y fielmente al pueblo. Si este debe tener un periodo, o poder ser reelegido, o durar mientras dure la confianza de sus electores en él, también es cosa que no deseo tratar aquí.

Por esto mismo, el Rey no tiene injerencia en este órgano.
El Senado opera de forma distinta; esta institución busca ser expresión de experiencia, no de representación.
Como son parte de las Cortes o Congreso, son elegidos por el pueblo, pero no de manera proporcional sino por colegios, es decir, si los diputados se elegían por ejemplo, uno por cada mil habitantes; el senador se elige por un territorio sin importar la cantidad de habitantes (por eso no es proporcional), este sistema permite diferenciar las funciones y deberes de los diputados y de los senadores y permite descentralizar un poco al dar más representación a los territorios más remotos y despoblados del país.
Eso si, sería necesario elevar la edad-requisito de los senadores de los 35 años actuales a los 50 o 55, para que efectivamente sean representación de experiencia.
Por lo mismo, el Rey debe tener voz en el Senado, el también tiene una experiencia y puede ser escuchado en el Senado, aunque no vote en él.

La Cámara de Juristas se basa un poco en las Reales Audiencias...
Se asientan en la idea de que el Rey es el gran Juez; pero debido a la gran cantidad de tareas del Rey, la enorme extensión de su monarquía, y su posible falta de conocimiento detallado (lo cual en verdad no debería ser impedimiento, porque para el cargo de Rey, el príncipe debe recibir una educación rigurosa que le permita afrontar su reinado, entre cuyas materias debe si o si estar el Derecho), sería esta cámara la que tomaría las decisiones de Justicia.
Su función no es ser un tribunal, sino algo parecido a una cámara "Congresil" como la entendemos hoy; lo que esta cámara dice, cuenta como dicho por el Rey, se compone solo de juristas, uno de los cuales además debe ser militar, para que aporte conocimientos sobre esa área.

Su función en parte es refrenar a las Corte y Congresos, y funcionar como una constitución viva; sus decisiones pueden frenar incluso al Rey; por lo mismo, debe resguardar la justicia y la costumbre. Debe velar por la integridad de los súbditos y de la monarquía, y evitar proyectos totalitaristas o democráticos (que a nuestros ojos son lo mismo) que los diputados o senadores presenten, para así evitar que el mismo gobierno se transforme en un violador de la dicha integridad.
 (La razón por la que esta cámara debe incluso frenar al Rey, es porque este puede tomar decisiones contrarias a los valores y costumbres de la monarquía, por cierto que se supone que el Rey, que justamente representa esos valores, no los puede transgredir, pero ha sucedido... Un buen ejemplo es Carlos II, quien comenzó la política de venta de títulos nobiliarios, destruyendo toda la tradición que había detrás de ellos y sus objetivos... también hay ejemplos medievales, uno de ellos se puede ver en el libro "El Imperio Hispánico y los 5 reinos" cuando un Rey de origen Navarro llamado Sáncho, se convirtió en Rey de León, atentó contra su tradición al dividir el Reino entre sus hijos al morir, cosa que ninguno de sus antecesores había hecho dañando enormemente la integridad del dicho reino; estas por supuesto son excepciones) En un buen sentido, se puede decir que su función es velar por el principio Isidoriano.

Los miembros de esta cámara serían entendidos de Derecho, seleccionados al azar de entre los académicos Universitarios más destacados de esta disciplina, siempre y cuando acepten el cargo.

La Cámara de Juristas en -nombre del Rey- y el Senado y los diputados eligen a los jueces del Poder Judicial, esto, porque los representantes del Rey en el dicho poder Judicial deben velar por la justicia, y la equidad; los representantes del Senado y de los Diputados deben hacer cumplir las leyes que son expresión de la verdadera voluntad del Reino y su nación.

El mismo principio de justicia más el fin de la fiscalización, animan a la Contaduría, que se encarga de velar por el orden económico, es decir, evitar los robos, desvíos de dinero, y la corrupción, así como cumplir con la mayor parte de las funciones que hoy tiene la Contraloría General de la República. Este órgano también actúa en nombre del Rey.
El consejo diplomático se forma por el rey y representantes del Pueblo, El Rey es la cabeza y representación del Estado, él debe conducir las relaciones diplomáticas, pero hay decisiones en las que debe participar el Pueblo, pues le pueden afectar directamente; el Rey no puede dejar si su protección a la población, ni entregarla a terceros países, ni convenir cosas con terceros Estados que perjudiquen a sus súbditos, y para que eso no suceda, el Pueblo debe tener representación en este Consejo.
Los militares dependen del Rey para que no tomen ningún partido, sino que solo se mantengan leales a él, con lo cual se permite una gran estabilidad institucional, a falta de Rey, es la Cámara de Juristas la que debe tomar la Regencia, y controlar a los militares, la presidencia quedaría en manos del jurista-militar hasta que el nuevo Rey asuma.
El Rey debe tener conocimientos de Historia, Derecho, Diplomacia y Guerra, impartidos desde pequeño.
Por último, El Consejo.
Esta institución debe funcionar como los antiguos Consejos de la Monarquía; pero combinado con los consejos de ministros instaurados durante los reinados borbónicos, y que tanto han sido aprovechados en democracia.
Este órgano representa el Poder Ejecutivo del Reino (que por supuesto pertenece al Monarca), son personas de confianza del Rey, deben ser personas de probidad probada. Puede dividirse en diversos ministerios dependiendo de la materia y debe servir como consejo y guía del Rey. Al ser de confianza de su exclusiva confianza, pueden ser removidos por él en cualquier momento, así como es él quien los elige. Eventualmente el Senado podría destituirlos si considera, en acuerdo con los diputados, que los consejeros no están aconsejando bien al monarca, por supuesto esta decisión, por su delicadeza debe ser analizada por la Cámara de Juristas.

domingo, 3 de febrero de 2013


Democracia, Realismo y la vía pacífica al Cambio.

Antes de leer: Esta entrada menciona a personajes reales de todos los signos políticos como a Balmaceda, Marmaduque Groove, C. Ibañez del Campo, S. Allende, A. Pinochet; recomendamos leer la entrada completa antes de opinar o hacer un comentario. Y por supuesto, ahorrarse los comentarios destructivos, o insultantes, todos los demás comentarios se agradecen, con la opinión de todos se puede hacer algo mejor.

¿Es posible llegar a la monarquía a través de la democracia? ¿Qué diferencias existen entre un sistema y otro?
Para comenzar, vale decir que solo existen dos maneras de realizar cambios profundos, una pacífica y una violenta; tradicionalmente se ha asociado la primera con las reformas y la segunda con las revoluciones, de las que son paradigmáticas la revolución francesa y las guerras de Independencia en nuestras Indias y la Federación Norteamericana.
Las reformas en cambio son medidas pequeñas que apuntan a un cambio grande en un mediano y largo plazo.
Pero antes de continuar con aquello, vale preguntarse: ¿qué es lo que a nosotros como realistas no nos gusta de la democracia? Pues hay varias cosas, que esperamos se puedan ir dilucidando con la lectura en general de las entradas de este blog; pero hay una cosa que resulta especialmente atingente a lo que queremos expresar en esta entrada: Su violencia.
Seguramente el lector, pensará que con aquello nos referimos a la violencia de origen de los sistemas republicanos-democráticos; pensará que nos referimos a las guerras y revoluciones antes mencionadas y llegará a la conclusión de que eran el precio justo que solo se pagaría una vez para obtener la libertad de manera definitiva; pero no va tanto por allí nuestra objeción al sistema democrático, esta va por la violencia constante que este ejerce sobre aquellos que viven en él.
Para aterrizar y esclarecer lo que estamos diciendo, piénsese en Chile antes de 1973; la gente decía lo que deseaba convencida de que sus libertades estaban resguardadas por el Estado de Derecho, las opiniones iban y venían sin ninguna restricción, pero ¿había realmente la libertad que se pretendía?; lo cierto es que no. Una vez acaecido el golpe de estado en Septiembre del año 1973, una parte importante de la población era perseguida; pero ¿era perseguida por hablar o actuar contra el dictador, o por opinar libremente después del golpe? No, eran perseguidos por lo que habían dicho o hecho antes del golpe militar; en ese sentido, la democracia solo había sido la previa, el momento de identificar quienes eran los enemigos, para saber a qué compatriotas torturar después, Pero, ¿Es esto algo reservado a la derecha?; lo cierto es que no, golpes militares de izquierda hubo en el siglo XX, un 11 de Septiembre de 1932, Marmaduque Grove, socialista, perpetraba un golpe de estado contra el presidente radical de aquel entonces, quién solo duró unos días en el cargo. Tras el golpe, se instaló una junta militar a presidir el país, tal como pasó después del año 1973.
Pero nótese: tanto la derecha como la izquierda han llevado a cabo golpes de Estado, y sin mirar mucho en el pasado, hace unos meses sucedía en Santiago algo realmente llamativo, mientras Cristían Labbe, alcalde de Providencia homenajeaba a Krasnoff, un torturador de sus propios compatriotas, el Partido Comunista mandaba flores a John Kim Il, dictador comunista en Corea del Norte, es decir ¡Ambos extremos de la política apoyaban o admiraban a dictadores!
¿Y qué beneficios trae la dictadura? NINGUNO, solo trae males como la muerte de nuestros compatriotas. Las dictaduras son el resultado de poner la ideología sobre el compatriotismo; ¿Cómo puede pesar más una idea política que el connacional? Es absurdo, pero créalo o no ese odio tiene un periodo de incubación, no aparece de la noche a la mañana, sino que va creciendo lentamente, y para ello, utiliza el periodo pacífico de la democracia.
Esto sucede por una razón no menor, una contradicción entre el ideal con el que la democracia se vende y la realidad de la democracia misma. Esta está hecha, al igual que todo sistema político para mantener en el tiempo cierta estabilidad; no hay nada más detestable para el hombre que el cambio rápido y la inseguridad sobre el futuro. Pero su discurso es el del poder… ¿Poder para qué?, justamente para poder obrar cambios ¿Qué clase de cambios? ¡Aquellos que van a favor de la propia ideología política!, los cortos periodos de tiempo (junto con ser una traba para cualquier obra a largo plazo, y una forma de privilegiar lo urgente por sobre lo importante) son una forma de frenar ese poder que tiene el candidato. Allí el problema, no puede ver que una elección genere los cambios que busca. Durante los periodos pacíficos de la democracia, el candidato se contenta con llevar a cabo pequeñas reformas -que por lo general duran hasta que cambia el signo del gobierno- o con abordar lo urgente. Al agruparse los candidatos en partidos, el presidente en funciones no puede elaborar proyectos a largo plazo sin pensar en que problemas o beneficios legará a su sucesor (según sea del partido opuesto o del mismo partido). Esta problemática, va centralizando la política, lo que destruye toda posibilidad de cambio permanente y ofusca a los políticos. Tal vez por esto mismo, cualquier cambio que se obre en cualquier sentido es visto como un peligro para el sistema mismo, y además debe ser llevado a cabo al límite del sistema. De esto se desprende que el discurso democrático es uno que aviva los ánimos reformadores de los políticos, y luego los trunca, a la vez que lleva a estos a encontronas en nombre de la libertad de expresión que solo sirven para avivar los odios entre unos y otros.
Este proceso es uno estructural de la democracia, y por lo mismo no es arreglable; la democracia siempre será un sistema que avive los odios entre los sectores políticos y los haga encontrarse en aquel momento que decide la aparición de una dictadura, dictadura que por lo tanto es parte de la democracia, es su consecuencia inevitable.
Este proceso se ve afirmado por el hecho ya mencionado más arriba de que los políticos ponen sus ideologías por sobre la integridad de la nación; esto es algo que se ve con claridad en las ideas del comunismo, que al ver la nación como una forma de enajenar al proletario, y ver como objetivo a corto plazo la dictadura del proletariado, permite que el político comunista sea capaz de ver en el empresario compatriota, no un connacional, sino un adversario. Además las diferencias políticas permiten al empresario ver también al comunista como un adversario del que hay que defenderse (o eliminarlo como se vió en múltiples dictaduras) y no como a un compatriota o un connacional.
Al ponerse la ideología sobre la nación, nada importa pedir ayuda a una potencia extranjera para imponerse al compatriota; le sucedió a los Griegos; según el historiador Fustel de Coulanges, los griegos se dividieron en dos partidos, los de los hombres pobres y el de los hombres de familia; unos buscaron apoyo en Macedonia, y los otros en Roma; cuando un grupo se impuso al otro la Helade desapareció. Eso mismo o algo preocupantemente similar sucedió en nuestros países, ¿No vimos a Allende ir a Moscú a pedir apoyo para los cambios que deseaba obrar? ¿No trajo Pinochet a los “Chicos de Chicago” para que cranearan su sistema?; nuestros países se convirtieron en colonias flotantes, durante la guerra fría, en la disyuntiva Federación norteamericana/Unión Soviética, antes de eso, en la disyuntiva eje/alianza, y así sucesivamente. Esto ¿No se parece a entregar la patria?
Esto exige solo una solución, que los miembros de la nación vean la existencia de los vínculos que los unen. Ahora bien, esto exige a su vez que se justifique la existencia de la nación… ¿porqué esta no es pura enajenación como plantea el comunista? Más de alguien se habrá preguntado ¿Para que las fronteras, para que las divisiones? La pregunta no es la correcta. La pregunta a formular es ¿Por qué el vínculo con unos y con otros no? Es entonces cuando uno puede dilucidar mejor la razón. Vincularse con el mundo entero sería lo mismo que no tener vínculos, desde una perspectiva psicológica si se quiere, no puede haber pertenencia a aquello que es totalmente homogéneo, esa sería en algún modo una identidad sin identidad. Pero nótese otra cosa relevante que funciona como obstáculo para la “unificación universal” es imposible que un individuo o grupo de individuos pueda acabar con todos los males de la tierra, los recursos simplemente no alcanzarían. Si alguien tiene los recursos para ayudar a otro, pero son varios los que sufren ¿Cómo priorizar? Allí está el punto, la frontera no es un límite para no apoyar al que está más allá de ella, es un medio para priorizar, quién es aquel más cercano, quien es aquel con quien más me vinculo.
Esto marca la importancia de la nación y de las fronteras que la contienen, ese es un círculo inviolable, es el grupo de personas, de cualquier edad, sexo, condición o estirpe que ‘están dónde yo estoy’. Con esto no decimos que uno debe respetar a quienes están dentro de ese círculo y maltratar a quienes están fuera, sino que en el esfuerzo por vivir en armonía con la humanidad entera, el primer punto desde el cual hay que partir es la nación misma. Por eso, el daño que se hace a otro es un daño que se hace a la nación entera, de allí que esta deba ser el límite para toda ideología. Esto también se puede expresar de otro modo: en un mundo en el cual acabar con la guerra es imposible, el primer esfuerzo por vivir en paz debe hacerse con el que está al lado.
Sintetizando; si el realismo cree que la nación es lo más importante, o mejor dicho, el punto de partida y aquello que se debe preservar, no es posible aceptar un sistema que utilice la violencia (como el despotismo y la dictadura), ni uno que desemboque en ella (como ya mostramos que es la democracia); El realismo está entonces obligado a buscar una solución pacífica, que le permita abolir los sistemas violentos o tendientes a la violencia, como la democracia (que al desembocar inevitablemente en la dictadura viene siendo una y la misma cosa con ella, se dan de modo más o menos cíclico) de la forma más pacífica posible.
¿Cuál es la forma más pacífica de llegar al realismo?
La forma más pacífica es la forma legítima, y la legitimidad depende de lo que el pueblo esté dispuesto a aceptar. Hoy en día, la forma aceptada por todos para obrar cambios, aún cuando todos sepan también que es casi inservible para ello, es la democracia (en su fase pacífica, ya que como se dijo, la fase violenta de este sistema, la dictadura o la guerra civil, si logra cambios, y es la manera elegida periódicamente por los políticos para lograrlos, así, vivimos durante décadas bajo la democracia de los ganadores de 1891, vivimos un tiempo en la democracia de Marmaduque Groove, vivimos luego bajo la democracia de Carlos Ibáñez del Campo, vivimos hoy bajo la democracia de Pinochet, y viviremos en el futuro bajo la democracia que el próximo dictador cree para nosotros).
Por ello, es necesario primero, incorporarse al proceso democrático, y llegar a él pacíficamente. Luego, “alcanzar el poder”, para después proceder con los cambios necesarios. Por supuesto, estos no pueden hacerse drásticamente en un solo gobierno; es necesario hacerlos lentamente a lo largo de varios gobiernos, todos los cuales solo podrán ser conseguidos en la medida que el realismo pueda ser visto como confiable, seguro, y por sobre todo, legitimo, es decir, sin violencia. Ello requiere un enorme esfuerzo por evitar o impedir los golpes de Estado o guerras civiles durante esos periodos, sin atentar contra la libertad de expresión (parte de la democracia que a su vez permite insertar los cambios.) Esto debe hacerse creando unión, no dividiendo, mostrando los lazos y empoderando al pueblo como un todo, es decir desintegrando la democracia desde su interior, aquí es necesario hacer otro paréntesis, también relativamente largo…
La democracia ¿es o no vehículo de expresión del pueblo, si como ya dijimos, tiene libertad de expresión?
Esa es una pregunta incompleta, la pregunta real es ¿quién tiene libertad de expresión en la democracia? ¿el pueblo, los políticos, los poderosos?...
El realismo parte de la siguiente premisa: La democracia es un sistema que engañando al pueblo, le hace creer que tiene algún poder cuando en realidad la democracia no se lo da. ¿Cómo?
Es cosa de mirar el proceso eleccionario ¿tiene el pueblo participación directa en las decisiones que se toman a nivel de gobierno? La respuesta es no, pero esto no es tan inquietante, bien se puede argumentar que para ello no existe la capacidad, el problema es que el pueblo convencido de esa excusa, permite que su participación sea reducida y hasta pasada a llevar innecesariamente. Véase la elección presidencial por ejemplo, ¡El pueblo vota solo cada 4 años; toda su participación política consiste en echar un papel con una raya en una caja!, raya que solo puede ser hecha a favor de aquellos elegidos por los partidos (Es peor aún si se toma en cuenta que en las últimas elecciones alcaldicias, aparecieron urnas enteras en vertederos, en uno de los países con los índices de corrupción más bajos del hemisferio como lo es Chile). La situación da para preocuparse aún más al observar el sistema con que son reemplazados los parlamentarios cuando no alcanzan a terminar su periodo ¡Son designados por un partido político y no re elegidos! Lo que abre la interrogante ¿a quién representan los parlamentarios, al pueblo o a su partido?; para colmo, puede uno fijarse como operan los filtros cuya función es impedir el surgimiento de diversidad, partiendo por las campañas de todos los cargos de elección popular. Estas deben ser informadas, pero no existe ningún canal que de información homogénea y contundente a los ciudadanos, estos deben guiarse por una propaganda vacía de contenido, a la que solo han podido acceder los candidatos que han podido pagarla. Así aparecen candidatos el día de la elección que son completamente desconocidos por los ciudadanos (esto se da especialmente en las elecciones de Alcalde, parlamentarios y concejales). Lo peor, es que la gente no tiene ningún interés en arreglarlo; ese interés no aparece justamente porque los ciudadanos, cuyo único derecho político se puede resumir en echar un papelito en una urna, se dan cuenta de que participar en esas elecciones no cambia absolutamente nada.
Es peor aún cuando analizamos quienes son finalmente los que sacrifican sus vidas al haber dictaduras o guerras civiles ¡Esos mismos ciudadanos! Es cosa de mirar que pasó con José Manuel Balmaceda, presidente liberal, que al momento de suceder el fratricidio de Lo Cañas, se encontraba en una fiesta, mientras soldados de ambos bandos (todos ciudadanos chilenos) se mataban entre sí.
Entonces, ¿cómo puede el realismo pretender usar la democracia para expresar los deseos del pueblo a favor de la monarquía?
Los pasos que debe seguir el realismo, son justamente los que lleven a la activación del pueblo, a su educación, a darse cuenta de que el realismo es la mejor opción para el país, a la vez que debe abrir vías de participación y comunicación efectivas. El realismo tiene que comenzar a destruir la democracia, poniendo el gobierno al alcance de las personas. Esto no es un perfeccionamiento de la democracia sino su destrucción; aún en la monarquía el pueblo tuvo participación activa en los gobiernos, que aunque locales, eran justamente los encargados de velar por la calidad de vida de sus vecinos (el equivalente de la época para los actuales ciudadanos) por ello, la participación no puede ser algo distintivo de la democracia. Lo distintivo de la democracia, es que bajo el cuento del poder popular se escondan los mismos políticos y poderosos; eso es lo que hay que atacar, por supuesto, usando los métodos institucionales, y usando, no la violencia, sino la mano rigurosa (algo más o menos como la idea portaliana) para aplacar definitivamente los ánimos golpistas que se originarán naturalmente.
Solo una vez que el pueblo tenga más poder, y que el realismo se pueda sostener en el gobierno por un par de periodos realizando los cambios en pro del sistema monárquico con la legitimación adecuada, se podrá comenzar a recorrer el camino de la restauración monárquica, lentamente, no de golpe, imitando al proyecto de monarquía brasileña de 1989, modelo que hoy tiene la monarquía española, y que debe ser el primer paso para avanzar hacia la monarquía tradicional. Por supuesto es menester que el Rey de España o alguien de su casa acepte la posibilidad de ser Rey de Chile, de lo contrario será todo trabajo perdido; como se debe lograr esto último, es cosa que se tratará en otra entrada al hablar de la Unión Hispánica.

miércoles, 16 de enero de 2013

Los Saludamos por primera vez desde nuestro blog.


Lamentamos que este día no haya llegado antes, especialmente si se considera que el blog existe desde hace bastante tiempo.
No obstante, a partir de esta semana, comenzaremos a usar este blog regularmente.

Este Blog, se suma a los otros medios de comunicación del Partido, y como ellos, tiene sus objetivos propios: Mostrar los proyectos del partido para los próximos 50 años, y recoger vuestras opiniones sobre ellos de modo que se perfeccionen lo más posible.

Con este fin, subimos aquí el primer documento relativo a ello, que es el punteo de los dichos proyectos, que esperamos presentar en detalle en nuevas entradas en este mismo blog.

Aquí el resumen con algunos de los proyectos que más adelante publicaremos en detalle (Ojo que no son todos): http://www.mediafire.com/?j1hac61i3r1pyb4

Saludos y
¡Buenas Noches!

Les desea nuestro Partido.